jueves, marzo 25, 2010

Un día como ayer y el día de ayer

Un día como ayer, pero de 1976, era miércoles igual que ayer.

Las clases curiosamente habían empezado una semana antes, otro miércoles, el 17 de marzo.

Un día antes, el 23 de Marzo, ya se escuchaba decir, "mañana la voltean", fue el golpe mas anunciado de la historia.Ese fue el día, también, del patético discurso de Balbin, recordando los versos de Almafuerte "todos los incurables tienen cura cinco minutos antes de la muerte", pretextando "no tener soluciones".

Recuerdo aquel día, el 24, o un día después quizás, la confusión inicial, y los libros de Perón en un escaparate de la calle Florida, al día siguiente esos libros ya no estaban.

Me acuerdo de las imporvisadas hogueras de las casas y los "autos de fe privados" para que no se descubriese que libro leía cada quien, sobre todo si se trataba de "material subversivo".

También me acuerdo de los comunicados de la Junta Militar, anunciando "muerte" y del locutor enfatizando la r cuando lo leía.

Recuerdo otros 24 en la Plaza, las diferencias entre los grupos que siempre existieron, sobre todo lo que siempre parecía ser eje: "la discusión entre unas y otras Madres, y los alienamientos de los distintos grupos políticos en base a ese posicionamiento".

Lo de ayer fue distinto, el discurso de Hebe fue distinto.

Hay ansias de participación pero distintas a las del 2001.

Esta participaicón aunque no encuadrable, no es "anti política" como entonces, sino por el contrario muy política, es enfatizar en los mas grandes el historial político de cada quien, y en los mas chicos el defender lo defendible del Gobierno actual, y, sobre todo, el detener el "tren fantasma" llamado "oposición" que pretende, entre otroas cosas que en el "único país de Latinoamérica adonde los genocidas van presos (casi textual de Hebe)", sea como los otros países del contientente.

Que se imite el  triste ánimo indulgente de Pepe Mujica con los verdugos de su propio país por ejemplo.

Ese "tren fantasma"  concentra mucho de aquella opinión de hace ya 34 años que decía que "había que acabar con la subversión, que así no se podía seguir"

Me alegró ver en el mismo acto a los compañeros de Proyecto Sur, y diferentes variantes de la izquierda.

Vinieron a disputar lugares y no a celebrar un acto aparte, porque saben que el acto legítmo es aquel adonde están las Madres así mostrasen una posición contraria, así pretendiesen torpemente ocupar lugres en la Plaza expulsando a la masa allí presente.

Que Julio López no apareció, que el "cuadro de Martíenz de Hoz no se descolgó" etc, puede proclamarse a partir de lo que se ha avanzado.

Porque a Julio López lo secuestraron por declarar en un Juicio, lo que no sucedía en períodos anteriores, y, si mal no recerdo, el ex Presidente Kirchner dijo alguna vez que habría que avanzar imputando a los responsables civiles y económicos de la dictadura, cuando hace poco los responsables militares estaban indultados o exculpados y algunos bregan porque vuelvan a estarlo.

A Julio López hay que hallarlo y depurar a las fuerzas de seguridad en las que se gestó ese crimen, a Martínez de Hoz, Cavallo y especímenes similares hay que "descolgarlos" definitivamente de la vida nacional, pero eso no se hace votando en el Congreso junto sus mas aventajados discípulos.

Un día como ayer, hace ya 34 años, cierta clase media, celebraba el golpe de estado, y muchos humildes tal vez, y sin mucho entusiasmo, lamentaban que se derrocase a otro gobierno peronista, pero unos y otros decían que "había que acabar con los terroristas, con los zurdos".

A esa opinión han estado queriendo reeditarla. En los últimos días ha aparecido la otra clase media, y en algunos episodios ha reaparecido la clase obrera, ha vuelto el otro "pueblo".

Hebe nos recordó que "hay muchas formas de ser revolucionario" con una serenidad que no es la acostumbrada y con la sabudiría de quien parece despedirse

Pareció sentirse aliviada de ver a otros que las continúen, al saber que sus ceinizas van a estar en la Plaza dándonos energía y dándole energía a los que vengan después.

Pando, Duhalde, los apólogos del delito, espero que estén solos, muy solos...