martes, enero 05, 2010

Roberto Sánchez y Andrés el viejo



Ese era él, Roberto Sánchez, y tal vez el secreto de todo el amor que despertaba era ése, saber que el sensual Sandro no era otro que Roberto, el de Valentín Alsina,

Que el baladista romántico era el rockero y también el pibe de barrio que creció escuchando tangos y boleros.

Que aquel ícono sexual que enamoraba a la Miss Universo de otro tiempo, no era otro que el marido de mujeres comunes, tan comunes como cualquier vecina que iba a comprar el pan a la panadería.

Que era el pibe que apasionado por una carrera artística dejó el colegio para ayudar a sus padres, pero que a su vez tenía una biblioteca inmensa, aunque no ostentaba ese saber autodidáctico que pudo haber adquirido.

Alguna vez dijo preocupado a principio de los 90 "yo me acuerdo que en mi época leía a Sartre y a otros, ahora los pibes no leen nada"

Habiendo sido de jóven un ícono rebelde debido a sus movimientos pélvicos (que en este país escandalizaban diez años después de los similares movimientos de Elvis en el norte), no olvidaba a los viejos, y deploraba el culto consumista a la eterna juventud, y por eso podía ser galante con sus "nenas".

También había fundado "La Cueva", aunque al escuchar "La Balsa" dijo que le pareció una muy buena canción, pero dudaba de su éxito comercial.

Tal vez esa melancolía de la letra que invitaba a "naufragar" no seducía a quien quería "que lo recuerden como a la misma felicidad".

No voy a mentir, lo hemos criticado cuando dijo algunas cosas que no compartimos sobre la inseguridad.

Pero ese comentario no es mas que producto de la mezcolanza que suele tener en su cabeza todo argentino promedio, que puede entrelazar sentimientos solidarios con la apología de la "mano dura", otra prueba mas de que era Roberto de Valentin Alsina.

Crecí con él, y también me burlé de él, no lo voy a negar.

Sus películas me despertaban carcajadas, como cosa "bizarra", pero se que el mismo también ser reía de ellas, como creo que Gardel, también lo hacía con las suyas, que eran tan malas como las de Elvis Presley, el ídolo de Sandro.

También recuerdo que en tiempos de la dictadura solíamos criticarlo, porque el no paraba de filmar o de actuar, cuando muchos estaban censurados, o no accedían a los créditos del Instituto del Cine.

Pero para ser justos, hay que decir que no era como Palito alguien que hacía apología de las Fuerzas Armadas, sino un ídolo muy popular, que no opinaba de política, y que por esos motivos no convenía censurar.

Cuando le preguntaban si accedería a hacer política, decía que el quería un "patriota como los de la revista Billiken", criticaba a los políticos y tenía algo de ese nacionalismo ingenuo de la "argentinidad toda", que no quiere ver contradicciones cuando las hay.

Alguna vez saludó desde el escenario a las Madres de Plaza de Mayo, pero Hebe de Bonafini lo atacó duramente cuando acompañó a su amiga Susana Giménez en lo que esta dijo acerca de la "inseguridad", aunque quiso darle a sus declaraciones un tinte mas de comprensión desde lo "humano" que de apoyo a los slogans de "mano dura" que propiciaba la diva.

A el que según dijo "el rock lo había salvado de la calle, de las navajas, quizás de ser un delincuente", costaba creer que lo convenciera cualquier discurso de "mano dura".

Cantó de manera casi informal en un encuentro con Mercedes Sosa cuando ambos estaban enfermos, tal vez intuyendo sus próximos finales.

La canción que cantaron juntos. "Como la Cigarra" de María Elena Walsh, era ya un clásico, pero sin el poder subversivo que había tenido en la voz de la Negra en las postrimerías de la última dictadura.

Recordaba que había sido el primero en grabar en Argentina, y tal vez en Latinoamérica, Soplando en el viento de Bob Dylan, pero agregaba "que ninguna canción de protesta había cambiado el mundo", justificando la ausencia de canciones comprometidas en su repertorio

Leyendo blogs amigos me entero que junto a la partida de Sandro ocurrió la de Andrés el Viejo

No lo conocí al Viejo sino atraves de sus posts, un milagro de la teconología del siglo XXI que permite que un anónimo militante nos deje algo de su rico pensamiento .

Muchas argentinas promedio, y el argentino promedio hoy lloran a Sandro, por ser "al amante secreto para ellas" o "el mas atorrante de la barra" para ellos según el periodista Sergio Marchi.

Algunos militantes que lo conocieron y compartieron cosas con él recuerdan a Andrés el Viejo, que a diferencia de Sandro estaba convencido seguramente que desde su blog podía aportar su granito de arena para que las cosas pudiesen ser mejores.

En un reportaje reciente que le hacen a Hugo Chávez, el recuerda que la conciencia patriótica se le comenzó a despertar leyendo de niño la revista Tricolor, algo así como la Billiken venezolana.

¡Que bueno sería que los lectores de Billiken hubiesen descubierto el amor a la Patria como amor a sus habitantes, a la dignidad de sus habitantes.!

¡Que bueno hubiese sido que la generación que se enamoró con Sandro, o una parte de ella, no hubiese tenido que llorar tantas pérdidas!

Que lindo hubiese sido que Roberto cada vez que retiraba un libro de Sartre de su biblioteca hubiese releído aquello que el decía sobre el "compromiso", pero de todas formas sabemos que en su corazón latía sensibilidad por las "nenas", los "viejos", "el rioba". 

¡Que bueno hubiese sido que los Robertos hubiesen charlado mas con los Andrés y los Andrés con los Robertos!