sábado, marzo 15, 2008

Un enano maldito que era un buen tipo (Sobre el adios a Jorge Guinzboug)



Soy en el buen sentido de la palabra bueno (Antonio Machado).


Hay tanta malaria, entre los mosquitos.


te chupan la sangre y te dejan flaquito (Horacio Fontova canción de un programa que hacía junto a Jorge Guinzburg)





Ya se han dicho por estos días seguramente tantas cosas que resulta ocioso agregar algo, pero no podemos evitar la tentaciòn de agregar nuestro granito de arena.





Porque como dijo Enrique Pinti, quien sabe por que extraño designio estos tipos que nos hacen un poco mas alegre la vida se van temprano, y otros cuyo derrotero ha sido el jodernos la existencia duran interminablemente.





No por nada se recuerda, mas allá de los inevitables abusos mediáticos, a Alberto Olmedo, quien en una fecha próxima a ésta se fue hace ya 20 años.





Tal vez esto suceda, porque en este desastrado país, estos tipos nos han hecho la vida mas llevadera, trayéndonos algo de las "varias leches" que riegan nuestro humor.





Allí se mezclan la picaresca criolla, el grotesco italiano, la impiadosa e inteligente autcrítica judía, y por que no, algo del elegante cinismo británico que nos dejó el colonialismo cultural, que dicho sea de paso también nos legó la pasión popular por el "football".





Para ubicar el humor de Guinzburg, digamos que en el humor argentino existen a grandes rasgos algunas vertientes características que vienen de antaño:





Está por un lado el humor procaz y revisteril, ese que dicen que tiene referentes como Florencio Parravicini, a quien no tuvimos el gusto de conocer, y que se prolonga en Alberto Olmedo.





Es el humor de calle, algo guarango, con doble sentido, ese humor tiene a su vez una vertiente de sátira política cuyos principales exponentes han sido Pepe Arias y Tato Bores.





Una vertiente ingenua, cuyos exponentes mas caracterizados serían Nini Marshall, Juan Carlos Altavista, o Pepe Biondi.





Digamos finalmente que existió una vertiente de los años 60, en parte heredera de Juan Berdaguer, que pretendía acercar lo culto a lo popular: Allí estaban Les Luthiers, los Uruguayos, el Negro Fontanarrosa. Allí estaba Jorge Guinzburg.





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Guinzburg, como toda su generación, era crítico, y viajó desde los márgenes de los medios hacia el centro.





No por nada el recordaba que su "primera vez", había sido en un recital de "Los Shakers", las canchas de tenis del estadio de River Plate ( lástima que no fue en Velez lo que sería mas consecuente con el personaje), y que su partenaire, una chica de nombre "Rosita" le dio al adolescente Jorge una falsa dirección para el próximo encuentro que nunca fue.





El adolescente de los 60, fue el joven de los 70 que se inició en el humor gráfico en la Revista Satiricón.





El barrio, el psicoanálisis, y el judaísmo se conjugaban en él. Como tantos "paisanos" (y otros inmigrantes,hijos de inmigrantes, y miembros de otras colectividades), se "aporteñaba" demostrando a cada paso que no era ningún "gil" con su rapidez mental y su ironía.





Satiricón, en tiempos Isabelinos, y Humor, en tiempos de la dictadura planteaban un sutil desafío a la mediocridad imperante en los medios masivos y a las mentiras dictatoriales. Allí estaba Jorge, que ya ponía un pie en el centro comenzando en Clarín a guionar la tira "Diógenes y el linyera".





Pero su definitivo acceso al "centro" fue con la irreverencia de la Noticia Rebelde, o con los sketeches de Peor es Nada.





Allí convivían como a el le gustaba definir Woody Allen y Alberto Olmedo. Lo "culto" y lo "popular", como lo hicieran Los Beatles desde el Sgt Peppers.





No quiero sobreabundar en lo que todos ya habrán dicho, prefiero seleccionar algunos recuerdos:





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Recuerdo 1:


En la "Noticia Rebelde" cierta vez invitaron a Abel Santacuz.





La pregunta para "romper el cubito", fue mas que elocuente. ¿Usted no se arrepiente de romperle la cabeza a la gente con cosas como Jacinta Pichimahuida, o Nuestra Galleguita?





El autor de telenovelas dijo "Es cierto, yo vivo de remordimiento en remordimiento, pero después paso por Argentores, cobro y se me pasa".





La entrevista descubrió a un Abel Santa Cruz inteligente, culto, para nada pacato, que admitía que si hubiese seguido escribiendo los poemas anarquistas de su juventud se hubiese muerto de hambre, que no lo podía hacer porque el era un "bon vivant".





Reveló que había sido "medalla de oro" en la Facultad de Letras y que era amigo de Julio Cortazar.





Con ironía había develado lo mejor del personaje, cuando lo esperable hubiese sido ridiculizarlo en base a sus cursilerías.





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Recuerdo 2:


Recuerdo también una impresionante sátira que hizo parafraseando a la película "Volver al Futuro" de Spillberg en clave Argentina.





Era el momento en que Palito y Reutemann eran electos gobernadores.





El personaje de Marty, era protagonizado por Guizburg, basándose en su corta estatura, y realizaba continuos viajes entre 1973 y 1991.





Esos "viajes" le permitían comprobar como su padre, un almacenero, terminaba vendiendo diarios en la calle, el "profesor" terminaba siendo un jubilado del Conicet al que no le pagaban su jubilación mientras que el "desafinado" Palito y el abandónico corredor de Fórmula 1 Carlos Reutemann terminaban siendo gobernadores.





Para arreglar la cuestión le hacía "cargar el tanque" a Reutemann, le cambiaba las partituras a Palito quien terminaba cantando con la voz de Serrat. Ambos triunfaban en sus actividades, y finalmente no eran gobernadores, pero se anunciaba que el Presidente para 1995 iba a ser César Luis Menotti.





***

Recuerdo 3:



Jorge Guizburg es el único que recuerdo que también dejó muda a Hebe de Bonafini, desde una postura sensata y para nada reaccionaria.





Tras brindar un panorama muy escéptico, Jorge le preguntó a Hebe, como era posible que una persona tan luchadora como ella encuentre todo tan pesimista ¿De dónde sacaba fuerzas para luchar entonces?





Hebe se repuso y esbozó una respuesta, fue una respuesta reflexiva y no batalladora como las acostumbradas:





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Habría muchos mas, pero para todos un consejo:





¡ No enciendan la tele por unos días!