miércoles, octubre 18, 2006

Mi general ¡Cuánto valés! ( sobre los incidentes en San Vicente alrededor del grotesco traslado de los restos de Perón)


En ocasiones la Historia se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa (Karl Marx El Dieciocho Brumario)
La frase del epígrafe ha sido reiterada en muchísmas ocasiones, pero casi no cabe otra para evocar los bochornosos acontecimientos de la Quinta de San Vicente.

Ese sainete que hemos visto retrasmitido por los canales de noticias son el peronismo, la clase política (oposición incluída), y la burocracia sindical de hoy en día, que tienen que salir a pasear un cadáver, porque no obstante su ya prolongada sobrevida, son ellos mismos un cadáver hace mucho tiempo, si confrontamos aquello que históricamente prometieron ser con lo que efectivamente son.

No faltó casi nada de todo aquello que en forma repugnante ha contaminado al movimiento popular argentino, y faltó todo lo que sí vale la pena ser recordado.

¿Por qué?:

Sencillamente porque desde hace mucho tiempo esta burocracia sindical ha acompañado el deterioro permanente de las condiciones de vida de la población, la traición permanente de sus representados, el pasaje de un país con el 4% de desocupación a otro con desocupación de dos dígitos, el de un índice de pobreza del 6% a otro que involucra a la mitad de la población, y la entrega del patrimonio nacional, todo ello al grito de Perón,Perón, y con dirigentes sindicales que ostentan un inexplicable nivel de vida, digno de millonarios.

El compañero Moyano (y no sólo Moyano sino todos), pusieron el grito en el cielo cuando la "Banelco" financió una ley flexibilizadora de las relaciones laborales durante un gobierno radical (protesta que desde ya era correcta), sin embargo no investigó cuántas "Banelco" existieron desde la ley 24 013 en adelante para desmontar en corto tiempo todos los derechos laborales que habían obtenido los trabajadores durante el primer peronismo.

Las protestas anti menemistas de Moyano fueron espaciadas y simbólicas , ni que hablar de Cavalieri o de otros jerarcas sindicales durante ese período, y su complacencia absoluta con todo, complacencia que ya habían ejercitado durante la dictadura militar.

No podía entonces terminar de otra manera todo ese despropósito, o al menos de otra manera que no fuera lamentable.

El grotesco se completa con otros condimentos como las intervenciones de Marta Holgado, la presunta hija de Perón, y los dislates mediáticos.

Dentro de este último rubro merece destacarse la actuación de Julio Bazán, el cronista kamikaze de Tn y Canal 13, que tal vez no sea el heredero de Perón, pero si lo es seguramente de José de Zer.

A la mañana frente al edificio de la C.G.T., Bazán esbozaba un panegírico de los jerarcas sindicales, recordando a José Rucci, aquel dirigente gremial que fuera asesinado, se dice que por un comando Montonero, (lo que desde ya no es reivindicable), olvidando, como muchos parecen olvidar, las sospechas que pesan sobre Rucci, respecto de su participación en la matanza de Ezeiza, aquél hecho luctuoso de hace treinta y tres años, que no por nada fue comparado con el bochorno que estamos comentando en diversos medios, aunque por suerte este último no haya tenido las mismas terribles consecuencias que el anterior, en lo que hace a vidas humanas.


Por la tarde Bazán, al relatar los hechos de violencia, repetía: "esto es surrealista", olvidando quizás que tanto él como otros colegas suyos son en su materia lo que Buñuel fue al cine, Dalí a la pintura, y Bretón y Aragón a la literatura.
El periplo del periodista del caso Fratticelli concluyó a la noche con la Quinta de San Vicente en silencio y afirmando que "el General Perón por fin descansa en paz".
Martha Holgado, entre tanto, reclama su filiación respecto del Ex Presidente Perón, hecho que obivamente resulta trascendente, por involucrar a la personalidad histórica que involucra, pero que no deja de ser un hecho privado.
Por eso mismo resulta patético que Antonio Cafiero se empeñe en desmentir toda posible paternidad de Perón respecto de Holgado, confundiendo la sucesión ab intestato que deberá tramitarse si el reclamo de esta última resulta favorable, con la herencia política del viejo caudillo, que por lo visto ayer, parece al menos haber sido ampliamente dilapidada.
No fue el único desvarío del viejo dirigente en los últimos días:
Todo el país lo vió minimizar los acontecimientos de la quinta de San Vicente al preguntar "¿Acaso hubo algún muerto?", o recordar a Darwin Passaponti, muerto hace 61 años durante el 17 de Octubre del 45, o responderle al periodista que lo interrogaba acerca de lo sucedido con un cortante: ¡ No me gorilee!.

El Presidente se aparta del escándalo, como es lógico, pero olvida que le había dado el ok al acto polìtico- necrofílico que le dió sustento, y que los que estaban allí no eran otra cosa que sus aliados.

Completan el disparate las voces oficiales que comienzan a tejer la teoría del "complot", teoría también sustentada por Moyano, a quien nadie duda que junto con Gerardo Martínez, y el "Pata" Medina, subordinado de este último, es una de las dos partes del conflicto.

También la oposición dio la nota: Tanto López Murphy, Elisa Carrió, como Margarita Stolbitzer, apuntan a las responsabilidades desde el punto de vista de la "seguridad". Cuestionan que esta quede en manos de "grupos de choque", lo que es correcto, pero solapadamente ingresan en una discusión que únicamente apunta a quien debe reprimir, lo que se proyecta obviamente al conflicto social, y no sólo a hechos como el de ayer, olvidando que no se han verificado hechos de esta naturaleza en la innumerable cantidad de cortes de ruta que ha habido en los últimos años, salvo cuando justamente intervinieron las "Fuerzas de Seguridad".

En fin, el tema da para mucho mas, pero volviendo al libro de Marx del que se toma la frase del epígrafe se pueden apuntar algunas reflexiones adicionales:

En ese libro, "EL 18 Brumario", Marx se refería al golpe dado por Luis Bonaparte quien finalmente se corona como Napoleón III autoproponiéndose como sucesor de su tío Napoleón Bonaparte.

Marx destacaba el papel de los lúmpenes que le habían servido a Bonaparte como fuerza de choque, y lo llamaba despectivamente "el sobrino del tío".

La política argentina está llena de "sobrinos del tío", "hijos de", "esposas de", "amantes", y lúmpenes tal como vimos ayer , dispuestos a pelearse en una interna polìtica, en una interna sindical, o en una cancha de fútbol.

La sociedad, todos nosotros, no dejamos de ser responsables de la dirigencia que tenemos, aunque en su conjunto podamos ser levemente mejores que ellos.


Ellos apelan a simbologìa de los años 50, o de los años 70, según el caso, pero se trata de operaciones vacías, simples operaciones de marketing electoral, que a veces derivan en que alguien pase al acto como en el caso de Jorge Julio López, o de lo sucedido en San Vicente.

Pero son puro vacío, eso es sólo una pelea por administrar el país del 50% de pobreza, o de la desocupación de dos dígitos, y de las minorías alevosamente enriquecidas.

Dice la marcha peronista: ¡Mi General, Cuanto Valés! La locura de pretender una "fiesta" con un "cadáver" y pelearse por la manija del cajón parece atestiguarlo con el sentido miserable que posee el valor para cierta gente.

Tomando otra frase de la misma marcha ¿Es esta la "realidad efectiva"?
¿Se la debemos a Perón o a quién?

Esta "realidad efectiva" no puede perpetuarse.Está en nosotros cambiarla.