martes, julio 04, 2006

La derrota menos deseada ( a propósito de la eliminación de Argentina en el Mundial de Alemania)


La victoria tiene mil padres, la derrota es huèrfana (John F Kemmedy)
Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso, y tratar a esos dos impostores exactamente igual (Rudyard Kipling)

Prefiero equivocarme con el Che Guevara que acertar con Vittorio Codovilla (John William Cooke).

Una aclaración previa: Estas son reflexiones de alguien que no es periodista deportivo, y que ha seguido simplemente como simpatizante los partidos del Mundial de fútbol.Dicho ésto paso a expresar lo que pienso:

Decir que las victorias son siempre deseadas y los fracasos siempre aborrecidos es una verdad de perogrullo, que como tal, puede parecer a simple vista incontrastable, pero que de tan terminante resulta falaz.Veamos por qué:

Hay victorias como aquella famosa del Rey Pirro, que no convencieron ni a su propio beneficiario.
Hay derrotas, muchas en la historia, que han dado lugar a triunfos contundentes e incontrastables luego, tales como las que cimentan buena parte de la mística cristiana o de la revolucionaria, o como las de esos artistas, siempre fieles a sí mismos, que no lograron el reconocimiento que se merecían en vida.

La filosofía de "mercado", nos ha impuesto al "éxito", como medida suprema del valor, y al "fracaso" como máximo disvalor.

Eso llegó al fútbol hace mucho tiempo, y una pléyade de absurdos comentaristas deportivos a sueldo de grandes intereses, entrenadores inescrupulosos, y negociantes de voracidad irrefrenable han pretendido convencernos de que lo que nos importa es "eso", o sea "ganar", sin que importe cómo.

Otros, como el inefable Mariano Grondona, que siempre confesó no saber mucho de fútbol, aprovechan para trasmitir su ideología aún en esta oportundidad.Dijo el escriba de tantos golpes de estado que "el fútbol es una guerra simbólica" y que "eleva la testosterona".

Por supuesto, lo que dice Grondona se puede decir casi de cualquier deporte o juego, incluído el ajedrez, o del derecho.

Lo que "Mariano" no tiene en cuenta que el símbolo suele independizarse respecto de aquello que simboliza, sino sería una mera reproducción literal.

Por lo tanto mientras el derecho está más cerca de la "guerra" por afectar intereses concretos, el fútbol, dado su componente lúdico incorpora elementos del arte, valores vinculados con la belleza, y no con la "aniquilación" del "enemigo".

En este contexto podemos decir que la derrota en cuartos de final del Seleccionado Argentino, conducido por José Nestor Pekerman, ha sido la menos esperada de las derrotas, y que el público, curiosamente hasta desearía que Pekerman desista de la renuncia que presentó a su puesto. ¿Por qué?.


Porque parece que a la gente le gustó como jugó la Selección, y a que a buena parte del público no le interesa simplemente ganar, sino como se gana.

Porque todo fue bien distinto a lo de otros mundiales.

El equipo no tuvo ni la rigidez de Passarela, ni la obscena exposición de sponsors de Basile, ni la frialdad de Bielsa, ni las mañas, y las trampas de Bilardo.

Y porque siempre se recordará como creación colectiva aquel gol de los 25 toques frente a Serbia Montenegro, en el que la definición de Cambiasso fue el eslabón final de una larga cadena.Ese gol, como el segundo de Maradona frente a los ingleses en 1986 quedará en la historia. Este último como reflejo de lo que puede hacer el héroe individual, aquél otro como demostración de lo que es capaz un sujeto colectivo

Porque el equipo mostró pasión, pero también inteligencia, porque también mostró creatividad. sin descuidar el rigor cuando fue necesario.

Porque hasta la hinchada superó con ingenio y creatividad cualquier provocación, excepción hecha de algunos impresentables/barras bravas que nunca faltan, y a los que nunca se sabe quien les pagó el pasaje.

Pero sobre todo porque parece que a la "gente" le gusta que se juegue bien, que si de sentirse representado se trata, no es simplemente para que no sintamos del "primer mundo" por un resultado, sino para que nos sintamos orgullosos de una manera de hacer las cosas.

Para quien escribe ésto, es preferible volver en cuartos de final de esta forma, que regresar subcampeones como en Italia del 90.

Porque estas derrotas, a larga son trinfos, y los otras triunfos a larga son derrotas, y ésto sucede en todo, no sólo en el fúbol.